El pacto AMD-OpenAI y lo que significa para la inversión
El suministro acordado por AMD a OpenAI de hasta 6 gigavatios (GW) en GPUs Instinct marca un punto de inflexión en el mercado de chips para IA. Vayamos a los hechos: hablamos de una potencia combinada equivalente a la demanda energética de una ciudad pequeña, y detrás de esa cifra hay inversión, capex y una cadena de suministro que debe escalar de forma sostenida. Esto no es sólo un contrato; es una señal de que la arquitectura de mercado puede abrirse a alternativas a Nvidia.
¿Por qué importa económicamente? Porque 6 GW implican un ciclo de gasto que trasciende el diseño del chip. Beneficia a fabricantes de semiconductores como AMD, pero también a las foundries que fabrican los nodos avanzados —TSMC entre ellas—, a proveedores de equipos de litografía como ASML, y a empresas que suministran sistemas de refrigeración, soluciones de energía y networking. El efecto cascada es real: más GPUs significan más racks, más centros de datos y más contratos de infraestructura. En otras palabras, estamos ante un tema de inversión secular y multianual.
La diversificación de OpenAI fuera de Nvidia valida a AMD como alternativa competitiva. Esto puede intensificar la presión sobre precios y acelerar la carrera en rendimiento y software. ¿Significa esto el fin del dominio de Nvidia? No necesariamente. Nvidia conserva ventajas de ecosistema y adopción. Pero la competencia probada por un actor relevante reduce riesgo de cuellos de botella y podría traducirse en mejor oferta para los compradores y, potencialmente, márgenes apretados para los vendedores.