¿Dónde están las oportunidades?
Primero, minoristas y marketplaces con programas de selección consciente pueden acelerar la adopción de marcas seguras. Cadenas como ULTA y plataformas como Amazon (que además controla Whole Foods) tienen músculo comercial para destacar y escalar marcas que cumplan criterios de trazabilidad y formulación. Invertir en compañías con ventaja en distribución podría ofrecer exposición a la tendencia.
Segundo, los grandes grupos cosméticos, como Estée Lauder, disponen de recursos para reformular productos y desplegar alternativas a gran escala. Esa capacidad de I+D y las economías de escala convierten a los líderes globales en candidatos naturales para capturar cuota de mercado en la transición hacia formulaciones más seguras.
Tercero, surge una ventana clara para proveedores de ingredientes alternativos, laboratorios de testing y certificadores de terceros. La demanda de materias primas de origen vegetal o sintéticos considerados más seguros, y la necesidad de validación analítica, crean un mercado que incluye fabricantes de ingredientes, laboratorios y entidades certificadoras como Ecocert o COSMOS, además de organismos regulatorios locales como AEMPS, COFEPRIS o ANMAT, que aumentarán los requisitos de cumplimiento.