La neurodiversidad como ventaja estratégica
La neurodiversidad ha dejado de ser un tema exclusivamente social para convertirse en una variable estratégica en la gestión del talento. Vayamos a los hechos: estudios como el de Boston Consulting Group indican que equipos diversos generan aproximadamente un 19% más de ingresos por innovación que equipos menos diversos. Esto significa que las empresas que abren sus procesos de selección a perfiles neurodivergentes no sólo actúan con responsabilidad social, sino que pueden mejorar su competitividad operativa y su capacidad de innovar.
La pregunta que surge es simple: ¿por qué muchas compañías siguen basándose en entrevistas tradicionales que excluyen a candidatos con aptitudes valiosas? Las pruebas basadas en habilidades revelan talento oculto. Microsoft, por ejemplo, lanzó en 2015 su "Autism Hiring Program" (Programa de contratación para el autismo), sustituyendo entrevistas convencionales por evaluaciones prácticas que detectan capacidades como el reconocimiento de patrones y el pensamiento sistemático. JPMorgan implementó "Autism at Work" para identificar talento capaz de detectar anomalías en grandes volúmenes de datos, una habilidad crítica en finanzas para la gestión de riesgos y cumplimiento. SAP, pionera desde 2013, se marcó la meta de que el 1% de su plantilla proviniera del espectro autista.
Las habilidades frecuentemente asociadas a personas neurodivergentes —reconocimiento de patrones, análisis de datos, aseguramiento de calidad y pruebas de software— conectan directamente con demandas de sectores como tecnología, finanzas, automoción y salud. En una economía cada vez más impulsada por IA, esa afinidad puede traducirse en ventaja cuantificable para las empresas que integren esos perfiles de forma auténtica y sostenida.