¿Quiénes se benefician?
Primero, las firmas de asesoría en reestructuración y consultoría estratégica. Empresas como FTI Consulting y The Hackett Group están diseñadas para estos escenarios: diagnostican, diseñan y ejecutan transformaciones complejas. La consultoría tradicional aporta metodología y gobernanza; su experiencia en gestión de cambios será demandada para evitar errores de ejecución que pueden ser costosos.
Segundo, los proveedores de outsourcing de procesos. Servicio al cliente, RR. HH., contabilidad y soporte TI son funciones susceptibles de externalizarse cuando la prioridad es recortar gastos fijos y ganar flexibilidad. Los contratos de outsourcing pueden transformar costes fijos en variables y, a la larga, mejorar márgenes.
Tercero, la tecnología. Hoy las iniciativas de reestructuración combinan consultoría con analítica avanzada, automatización y soluciones de IA para rediseñar procesos, no solo para recortar puestos. La integración entre consultoría y tecnología ofrece mejoras de productividad escalables, una ventaja competitiva clara.