La cadena de valor invisible pero lucrativa
Vayamos a los hechos concretos. La tecnología 5G no funciona como las redes anteriores. Requiere una densidad de sitios celulares significativamente mayor, equipos más sofisticados y una infraestructura completamente renovada. Esto significa que por cada dólar que AT&T invierte en espectro, debe destinar varios más en la construcción física de la red.
Aquí surge una oportunidad fascinante para los inversores astutos. Históricamente, los proveedores de infraestructura han superado consistentemente a las propias operadoras durante estos ciclos de expansión masiva. ¿La razón? Mientras las operadoras enfrentan presiones competitivas que limitan sus márgenes, los fabricantes de equipos y proveedores de servicios especializados se benefician de una demanda sostenida y creciente.
La competencia feroz entre AT&T, Verizon y T-Mobile intensifica este fenómeno. Ninguna puede permitirse quedarse atrás en la carrera 5G, lo que garantiza un flujo constante de inversiones en capital durante varios años.