la economía de la experiencia en vivo
Vayamos a los hechos: el gasto del consumidor se desplaza. En lugar de comprar objetos, la gente paga por momentos. Conciertos, festivales y giras saturan agendas y redes sociales. Esa preferencia por experiencias memorables está alimentando un sector que convierte talento en ingresos recurrentes.
Las empresas integradas, que combinan promoción, operación de recintos y venta de entradas, capturan la mayor parte del valor. Live Nation, por ejemplo, no solo promociona giras, también opera recintos y controla Ticketmaster; esa integración le da poder de fijación de precios y acceso a múltiples fuentes de ingresos. Madison Square Garden Entertainment, propietario de recintos premium, obtiene márgenes superiores gracias a patrocinios y concesiones. Y plataformas como Eventbrite cubren el nicho de eventos independientes, ofreciendo alcance a promotores locales y creadores.
La entrada es solo el inicio. Merchandising, concesiones, upgrades VIP y acuerdos de patrocinio multiplican los ingresos por evento. Un festival de gran formato puede vender entradas desde €50 hasta paquetes VIP que llegan a cientos de euros; además, cada asistente gasta en media en comida, bebida y productos oficiales, lo que mejora márgenes y resiliencia de los promotores. Las ofertas tecnológicas, desde CRM hasta venta secundaria regulada, permiten capturar más valor por fan y personalizar la experiencia.
La tecnología y las redes sociales amplifican la demanda. Un vídeo viral o un influenciador pueden agotar entradas en horas. Esto significa que los artistas construyen audiencias globales y convierten seguidores en compradores de giras. En España vemos el efecto con eventos como Primavera Sound y Mad Cool; en América Latina, festivales como Vive Latino o Lollapalooza atraen audiencias crecientes y marcas dispuestas a patrocinar.
¿Dónde hay crecimiento adicional? En la expansión geográfica. Los mercados emergentes muestran una clase media más amplia y apetito por ocio en vivo. Abrir recintos o llevar giras a ciudades secundarias permite escalar ingresos y diversificar riesgo. La inversión en infraestructura de entretenimiento funciona como catalizador a largo plazo.
Pero no todo es prometedor. El sector depende del gasto discrecional. En recesiones, las ventas de entradas pueden caer con rapidez. Además, la competencia por la atención es feroz: streaming, videojuegos y contenidos en casa compiten por el tiempo del consumidor. Los riesgos operativos son también relevantes: condiciones meteorológicas, fallos logísticos o problemas de seguridad pueden cancelar eventos y erosionar beneficios. Existen riesgos regulatorios relacionados con tarifas de ticketing y prácticas de reventa que requieren gestión activa.
La pregunta que surge es cómo posicionarse como inversor. La exposición a empresas integradas ofrece potencial de captura de valor, pero con mayor dependencia de plataformas dominantes y escrutinio regulatorio. Los actores especializados en recintos o en tecnología de ticketing complementan la cartera y ofrecen perfiles de riesgo distintos. Diversificar geográficamente y evaluar políticas de precios, contratos de patrocinio y controles de seguridad es clave.
En definitiva, la economía de la experiencia en vivo ofrece una combinación atractiva de crecimiento y monetización por evento, soportada por tecnología y redes sociales. Sin embargo, el inversor prudente reconocerá que la oportunidad viene con sensibilidad cíclica, competencia por la atención y riesgos operativos que deben gestionarse. Para una visión más amplia y una selección temática de valores, consulte la colección La economía de la experiencia en vivo: por qué las acciones de conciertos están dando la nota más alta.
Entre nombres a vigilar están Live Nation (LYV), por su integración vertical; Madison Square Garden Entertainment (MSGE), por sus recintos premium; y Eventbrite (EB), por su acceso al mercado indie. No se trata de recomendación personalizada. Los inversores deberían ponderar la volatilidad, fijar límites y mantener una visión multianual antes de tomar posiciones. Actúe con criterio y horizonte largo.