La economía circular transforma la moda
La industria textil cambia de paradigma. De un modelo lineal «tomar-hacer-desechar» pasamos a redes donde las prendas circulan y generan valor repetido. Esto no es solo una moda ética; es una oportunidad económica concreta. Las empresas que convierten la ropa en activos reutilizables captan márgenes superiores y, gracias a efectos de red y regulaciones ambientales, pueden consolidar ventajas competitivas de largo plazo.
Vayamos a los hechos. Los consumidores más jóvenes ya muestran disposición a pagar un sobreprecio por prendas sostenibles o de mayor durabilidad. ¿Por qué? Porque valoran la historia del producto, su trazabilidad y la posibilidad de revenderlo. Ese sobreprecio se traduce directamente en márgenes operativos mejores para marcas que justifican precio y calidad.
Los modelos de negocio circulares funcionan distinto. En la reventa autenticada y en el alquiler por suscripción, la prenda deja de ser un bien desechable y pasa a comportarse como un activo que produce flujos recurrentes. Empresas como The RealReal (REAL) aplican curaduría y certificación de autenticidad para sostener precios premium; Rent the Runway (RENT) rentabiliza cada prenda al alquilarla muchas veces; plataformas como Depop, hoy bajo Etsy (ETSY), explotan el comercio social para fidelizar comunidades y aumentar la frecuencia transaccional.
Esto significa que cada prenda puede generar varias fuentes de ingreso: venta primaria, reventa, tarifas de consignación, comisiones por transacción y suscripciones. Además, las plataformas de segunda mano obtienen efectos de red: a mayor número de vendedores, mayor variedad para compradores; a mayor base de compradores, más atractiva la oferta para vendedores. Ese círculo virtuos o crea barreras de entrada y comisiones recurrentes que convierten volumen en rentabilidad escalable.
Regulación: un viento de cola. La Unión Europea ha puesto en marcha el Pacto Verde, la Acción por la Economía Circular y propuestas como la Sustainable Products Initiative. Estas iniciativas elevan las obligaciones de transparencia y responsabilidad extendida del productor para el sector textil. ¿Qué implica? Que los líderes en prácticas sostenibles pueden adelantarse y beneficiarse de menores costes regulatorios y mejor acceso a mercados públicos; los rezagados afrontarán mayores gastos de cumplimiento.
La convergencia entre sostenibilidad y rentabilidad es real, pero no es automática. Las compañías resilientes que integren diseño duradero, logística eficiente de devolución y certificación de autenticidad pueden ofrecer retornos ajustados al riesgo más atractivos en horizontes de varios años. Para inversores interesados en exposición temática, opciones como ETFs, carteras seleccionadas o acciones individuales del sector permiten participar en este cambio.
No obstante, persisten riesgos significativos. La demanda es cíclica; en periodos de contracción económica los consumidores pueden priorizar precio sobre sostenibilidad. La competencia se intensifica, tanto por startups especializadas como por minoristas tradicionales que escalan ofertas sostenibles. Asimismo, existe incertidumbre regulatoria por jurisdicción y riesgo tecnológico si emergen modelos logísticos que cambien las reglas del juego.
La pregunta que surge es simple: ¿conviene posicionarse ahora? La respuesta depende del perfil del inversor y del horizonte temporal. Para quienes buscan exposición temática, una opción prudente es diversificar entre plataformas de reventa, servicios de alquiler y marcas con cadenas transparentes, manteniendo posiciones escalonadas.
Para profundizar en ideas y casos concretos, consulte nuestro dossier temático: La revolución circular de la moda: por qué las acciones de ropa sostenible merecen su atención.
Advertencia: este artículo es informativo y no constituye asesoramiento financiero personalizado. Las inversiones conllevan riesgos y pueden perder valor. Consulte a un asesor autorizado y considere la normativa local antes de tomar decisiones.