Vayamos a los hechos: tecnología, mercado y reguladores
Las BCI abarcan soluciones implantables con bucle cerrado, dispositivos mínimamente invasivos y alternativas no invasivas, como la estimulación magnética transcraneal. Cada aproximación tiene sus ventajas: los sistemas implantables prometen precisión y eficacia, los menos invasivos aumentan el acceso y los no invasivos reducen riesgos quirúrgicos. Los avances en IA son el factor común que mejora la decodificación de señales y reduce el ruido, haciendo que estas tecnologías sean más fiables en entornos clínicos.
El mercado direccionable es amplio. Cientos de millones de personas sufren trastornos neurológicos y psiquiátricos —epilepsia, parálisis, depresión, ansiedad— lo que crea una demanda potencial enorme. Productos exitosos podrían comandar precios premium y colaborar con grandes farmacéuticas y tecnológicas, además de generar ingresos recurrentes por servicios de datos y modelos de suscripción.
Reguladores como la FDA en Estados Unidos han mostrado mayor disposición a acelerar aprobaciones cuando existe un claro beneficio clínico. En Europa, la EMA y autoridades nacionales como la AEMPS en España siguen procesos igualmente rigurosos pero con rutas de acceso que se están clarificando. Eso no elimina la incertidumbre, pero sí reduce parte de la opacidad que históricamente ha frenado la llegada al mercado.