Oportunidad en servicios financieros de mercados emergentes
El aumento sostenido de la riqueza en Asia, África y América Latina está abriendo una ventana de oportunidad para las instituciones financieras que saben atender clientes acomodados. Vayamos a los hechos: Standard Chartered anunció un alza del 26% en sus beneficios impulsada por su división de gestión de patrimonios en mercados emergentes. Esto no es un caso aislado; es un síntoma de una tendencia más amplia.
La pregunta que surge es simple: ¿por qué importa para el inversor particular? Porque la gestión de patrimonios y los servicios financieros premium generan comisiones y márgenes superiores a los de la banca minorista tradicional. En muchos mercados emergentes, los bancos cobran comisiones por activos bajo gestión (AUM) en el rango del 1–2% anual. Esos márgenes, aplicados a crecimientos rápidos en AUM, pueden traducirse en un impulso significativo a los beneficios bancarios.
Vayamos a los números y a la estrategia práctica. La riqueza en emergentes contribuye con más del 60% del crecimiento del PIB global. A medida que surgen nuevas cohortes de clientes con activos en pesos, reales o rupias, la demanda por asesoramiento sofisticado, productos de inversión internacionales y servicios de cambio crecerá. Además, muchos países emergentes adoptan tecnologías modernas sin arrastrar sistemas heredados, lo que acelera la entrega de servicios digitales, movilidad y soluciones basadas en IA.
¿Cómo acceder a esta tendencia sin concentrar el riesgo en un solo banco o país? Aquí entran los ETFs. Productos como MSCI Emerging Markets ETF iShares (EEM), Core MSCI Emerging Markets iShares (IEMG) y Global Financials iShares (IXG) ofrecen vías prácticas para tomar exposición. EEM y IEMG replican índices de mercados emergentes con distintos niveles de coste y diversificación; IXG añade una perspectiva sectorial centrada en instituciones financieras globales que operan en emergentes. Para inversores hispanohablantes, estos ETFs suelen estar disponibles a través de plataformas locales, intermediarios europeos o equivalentes cotizados en mercados nacionales; los costes se explican en TER y comisiones de corretaje, y hay opciones de entrada accesibles desde €1.000 en muchas plataformas.
La tecnología es un catalizador. La banca móvil y las fintech permiten escalar servicios de gestión de patrimonio con menor coste, mientras que la IA mejora la personalización y la eficiencia operativa. En mercados sin sistemas heredados, la implantación de estas soluciones es más rápida, lo que potencia la captura de clientes emergentes.
Pero no todo son certezas. A corto plazo, la volatilidad puede ser elevada. La inestabilidad política, las fluctuaciones de tipos de cambio y cambios regulatorios repentinos, incluidos controles de capital, pueden afectar operaciones y repatriación de fondos. Además, los ETFs sectoriales o geográficos pueden concentrar riesgos específicos que conviene vigilar.
¿Cuál es la conclusión para un inversor con horizonte medio-largo y tolerancia conservadora a moderada? La tesis tiene lógica económica y respaldo empírico: vientos demográficos favorables y crecimiento de la clase media en Asia, África y Latinoamérica sostienen la demanda de servicios financieros avanzados. Sin embargo, la exposición debe gestionarse con prudencia: diversificación geográfica y de divisas, uso combinado de ETFs globales y sectoriales, y monitorización activa de riesgos políticos y regulatorios.
Para quien quiera profundizar en la idea y en las opciones de inversión, una lectura recomendable es Apostar por la riqueza de los mercados emergentes: la mina de oro de los servicios financieros.
Advertencia: esta columna es de carácter informativo. No constituye asesoramiento personalizado. Las rentabilidades futuras no están garantizadas y dependen de factores económicos, políticos y cambiarios. Considerar riesgo, horizonte y consultar a un asesor financiero antes de invertir.